El molino y la cruz, Pieter Brueghel
Una vez contemplado el cuadro de Pieter Brueghel, he descubierto una historia que me parece muy interesante y que trata sobre Knelis (significa cuervo).
La madre de Knelis murió durante un ataque en las cosechas de trigo mientras él era un niño, y si le añadimos un padre en paradero desconocido, no es de extrañar que Knelis sobreviviera a base de carroñear (haciendo honor a su nombre) en los suburbios de aquella época. Con el tiempo creció y fue desarrollando sus habilidades y conoció a Jop ( un embaucador, que corría la misma suerte que Knelis), y ambos se pasaban la mayor parte de su vida perseguidos por sus actos.
Era una mañana soleada de verano, habían muchas cosechas que recoger y era el día en el que unos pocos afortunados podían recibir el salario, por llamarlo de alguna manera, por ser esclavos de la tierra. Los mercaderes de la ciudad, que sabían que los campesinos podían permitirse sólo por esta vez comprar algo de su propiedad, paseaban por la zona exhibiendo sus innumerables artilugios y pócimas sanadoras de cualquier mal. La aglomeración de el sonido de la muchedumbre reflejaba acto de presencia hasta el bosque. En definitiva, era el día perfecto para que Knelis y Jop se llevarán un buen botín.
Mientras Jop entretenía a la multitud con sus trucos de magia barata y embaucadora prosa, los dejaba desprovistos de que cualquier ladrón callejero les robara su diminuta bolsa de oro; en este caso Knelis se hacía cargo de esto último. Era un plan bastante bueno hasta que Knelis intentó apoderarse de las bolsas de oro de un miliciano experimentado que pasaba por allí. Un grito de ese hombre bastó para atraer a más de 15 soldados que se abalanzaban sobre Knelis. Jop al darse cuenta del desenlace en el que podría concluir su historia no tuvo más remedio que empezar a lanzar instrumentos mientras gritaba: él más rápido obtendrá su recompensa.
Knelis aprovechó la distracción para apresurarse hacia el bosque con Jop dónde allí los esperaba Henk, (el inventor de dicho plan) al cual no le gusta que las cosas no salgan como tiene previsto.
Mientras Jop entretenía a la multitud con sus trucos de magia barata y embaucadora prosa, los dejaba desprovistos de que cualquier ladrón callejero les robara su diminuta bolsa de oro; en este caso Knelis se hacía cargo de esto último. Era un plan bastante bueno hasta que Knelis intentó apoderarse de las bolsas de oro de un miliciano experimentado que pasaba por allí. Un grito de ese hombre bastó para atraer a más de 15 soldados que se abalanzaban sobre Knelis. Jop al darse cuenta del desenlace en el que podría concluir su historia no tuvo más remedio que empezar a lanzar instrumentos mientras gritaba: él más rápido obtendrá su recompensa.
Knelis aprovechó la distracción para apresurarse hacia el bosque con Jop dónde allí los esperaba Henk, (el inventor de dicho plan) al cual no le gusta que las cosas no salgan como tiene previsto.
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